After some time teaching Spanish in some corners of Costa Rica, I wanted to go further. I wanted to get to know those adventurers and explorers from all over the world up close. I wanted to know more about my country and its nuances while learning from my new friends and students. And what better place to do it than Santa Teresa. The Paradise of sunsets, of surfing, of so much cultural diversity fused into a single town full of colors.
Since December 2019, when my experience in Santa Teresa began, I have known what it is to enjoy and love my work. With Casa Pampa, I have been able to love my profession more. His way of seeing life and fighting for his projects in favor of our beaches is inspiring. More than a job, it is an exchange of cultures, mutual learning, it is giving lessons with the smell of the sea and the taste of coconut water. Many of my students have become my family, people who teach me a little more about tolerance and life every week. They, in turn, manage to join a great family and be part of our culture through Spanish.
Not even with the famous pandemic, this process has stopped. Here I am, in front of my computer, teaching my mother tongue in this natural Paradise. Whether virtual or face-to-face, the effect is the same: cultural union.
Thanks to Casa Pampa for the great opportunity to experience the desire to explore and take care of the planet.
Adriana Obando M.
Después de algún tiempo enseñando Español en algunos rincones de Costa Rica, quise ir más allá. Quise conocer de cerca a aquellos aventureros y exploradores provenientes de todo el mundo. Quise conocer más mi país y sus matices, mientras aprendía de mis nuevos amigos y estudiantes. Y que mejor lugar para lograrlo que Santa Teresa. El Paraíso de los atardeceres, del surf, de tanta diversidad cultural fundida en un solo pueblo lleno de colores.
Desde diciembre del 2019 que comenzó mi experiencia en Santa Teresa, he conocido lo que es disfrutar y amar mi trabajo. Con Casa Pampa he podido amar más mi profesión. Su forma de ver la vida y de luchar por sus proyectos en pro de nuestras playas, es inspirador. Más que un trabajo, es intercambio de culturas, aprendizaje mutuo, es dar lecciones con olor a mar y con sabor a agua de pipa. Muchos de mis estudiantes se han convertido en mi familia, en personas que cada semana me enseñan a mí un poco más de la tolerancia y de la vida. Ellos, a su vez, logran incorporarse a una gran familia y ser parte de nuestra cultura a través del español.
Ni siquiera con la famosa pandemia, este proceso se ha detenido. Aquí sigo, frente a mi computadora, enseñando mi lengua materna en este Paraíso natural. Ya sea virtual o presencial, el efecto es el mismo: unión cultural.
Gracias a Casa Pampa por la gran oportunidad de vivir por mí misma sus ganas de explorar y de cuidar el planeta.
Adriana Obando M.